Riesgo, rentabilidad y liquidez: el triángulo clave 

Javier Botella | 15, julio 2025

En el mundo de la inversión, existen tres conceptos fundamentales que todo inversor debe comprender para tomar decisiones informadas: riesgo, rentabilidad y liquidez. Estos tres elementos forman lo que se conoce como el triángulo de la inversión, una representación de las relaciones y tensiones que existen entre ellos. Entender este triángulo es esencial para construir una cartera equilibrada y, sobre todo, coherente con tus objetivos y perfil como inversor. 

Rentabilidad: el motor de tus decisiones 

La rentabilidad es, en términos simples, el beneficio que se obtiene por invertir. Puede medirse como un porcentaje del capital invertido y puede presentarse de diferentes formas: ingresos periódicos (como dividendos o cupones) o revalorización del activo (cuando este aumenta de valor con el tiempo). 

Todos los inversores buscan, en mayor o menor medida, maximizar la rentabilidad de su dinero. Sin embargo, no existe una rentabilidad sin coste: a mayor rentabilidad potencial, mayor suele ser el riesgo que se asume. En este sentido, el inversor debe entender que no hay fórmulas mágicas. Promesas de altas rentabilidades sin riesgo son, en la mayoría de los casos, señales de alerta. 

Por ejemplo, invertir en una startup en fase semilla puede ofrecer retornos exponenciales si la empresa tiene éxito, pero también conlleva una probabilidad elevada de pérdida total del capital. En cambio, una inversión en bonos del Estado puede generar retornos modestos pero con una mayor sensación de seguridad. 

Riesgo: la cara menos visible 

El riesgo es la probabilidad de que la inversión no evolucione como esperabas. Puede adoptar muchas formas: la caída del precio de un activo, el impago por parte de un emisor, la quiebra de una empresa o incluso factores macroeconómicos que alteran el rendimiento esperado. Lo importante no es eliminar el riesgo (lo cual es imposible), sino entenderlo, medirlo y asumirlo de forma consciente

Uno de los errores más comunes entre los inversores es pensar que el riesgo es “malo”. En realidad, el riesgo es la otra cara de la rentabilidad: sin riesgo, no hay recompensa. Lo fundamental es que el nivel de riesgo asumido sea adecuado al horizonte temporal, a la tolerancia emocional del inversor y a sus objetivos financieros. 

En el mundo de la inversión alternativa, por ejemplo, el riesgo es más elevado que en los activos tradicionales, pero también lo es el potencial de retorno. Saber gestionarlo, diversificando correctamente y comprendiendo cada activo en profundidad, es clave para aprovechar las oportunidades sin caer en la imprudencia. 

Liquidez: el valor del acceso a tu dinero 

La liquidez es la facilidad con la que puedes convertir una inversión en efectivo sin afectar significativamente su valor. Invertir en activos muy líquidos, como acciones de grandes empresas cotizadas, permite entrar y salir rápidamente del mercado. En cambio, otros activos —como el inmobiliario o el capital riesgo— son mucho menos líquidos, ya que requieren tiempo para venderse y suelen tener ventanas limitadas para su desinversión. 

En muchas ocasiones, los inversores subestiman la importancia de la liquidez, sobre todo en momentos de necesidad. Una cartera puede ser muy rentable sobre el papel, pero si no puedes acceder a tu dinero cuando lo necesitas, el impacto puede ser significativo. Por ello, es importante planificar no solo cuánto invertir, sino también en qué plazo estás dispuesto a mantener esa inversión. 

En activos alternativos, como las participaciones en startups a través de plataformas de equity crowdfunding, la liquidez es generalmente muy baja: hay que esperar a un evento de liquidez (como una venta de la empresa o una ampliación de capital con derecho de salida) para recuperar la inversión. Esto debe ser tenido en cuenta a la hora de decidir cuánto capital destinar a este tipo de vehículos. 

El equilibrio entre las tres dimensiones : el triángulo clave

Una de las grandes verdades de la inversión es que no se puede maximizar rentabilidad, minimizar riesgo y asegurar liquidez al mismo tiempo. Estos tres elementos están en constante tensión y, por tanto, toda decisión de inversión implica renunciar a algo para ganar en otra dimensión

Quien busque alta rentabilidad probablemente tendrá que asumir más riesgo o sacrificar liquidez. Quien desee máxima seguridad y liquidez, seguramente tendrá que conformarse con rentabilidades más modestas. No hay una combinación ideal universal, sino una adecuada para cada perfil, objetivo y momento vital. 

La clave está en definir tu tolerancia al riesgo, tus necesidades de liquidez y tus metas de rentabilidad, y desde ahí construir una estrategia coherente. A medida que avancemos en esta serie de artículos, veremos cómo estas tres variables se comportan en diferentes tipos de activos alternativos y cómo puedes combinarlos para diseñar una cartera más robusta. 

Conclusión: el triángulo como brújula del inversor 

El triángulo de riesgo, rentabilidad y liquidez no es solo un concepto teórico: es una herramienta práctica que te ayuda a tomar decisiones más informadas, realistas y estratégicas. Cada inversión que analices debe pasar por este filtro, preguntándote: ¿qué rentabilidad espero? ¿qué riesgos estoy dispuesto a asumir? ¿cuándo y cómo podré recuperar mi capital? 

En la próxima entrega, nos adentraremos en cómo construir una cartera diversificada con activos alternativos, teniendo en cuenta estas tres dimensiones y adaptándolas a tu perfil como inversor. 

¿Quieres que te ayudemos?

En SegoFinance ponemos a tu disposición un equipo experto que te ayudará a resolver cualquier duda o consulta sobre nuestros productos. Reserva una llamada con nosotros y te explicaremos cómo empezar a invertir a través de nuestra plataforma.

Banner DPTO INVERSORES
¿Todavía no sabes en qué invertir?

Desde el Grupo SEGOFINANCE ponemos a tu disposición un equipo experto que te ayudará a seleccionar los productos que más se ajustan a tu perfil en función de tus objetivos.

Scroll al inicio